AMARYLLIS
(Amaryllis Belladona, Azucena rosada o de Santa Paula)
No planté una sola Amaryllis Belladona; es casi seguro que jamás lo haga
después de nombrarla mi preferida Preservaré mi amor platónico por ella
Mi admiración
por la flor solitaria en tiempo y en presencia permanece intacta después de verla muchas veces en diferentes situaciones de jardín .
Solitaria en tiempo: Porque es de fin de verano, un tiempo que no es el de las flores como es de soles y de verdor .Solitaria en presencia: Por única y singular La conocí en puestos de campo, en taperas
y en jardines de las afueras pueblerinas .
La que persiste en el tiempo y he visto florecer
entre los escombros de taperas arrumbadas, a la media sombra de alguna acacia todavía en pie. Plantada con la mayor de las simplezas ,en líneas, círculos o al pie de algún árbol. Testimonio precioso del jardín
que ya no está , pero que renace con la flor coqueta ,rosada y oronda. Me bastaron algunas en flor para sentir que los jardines pueden ser inmortales .El jardín criollo, su cándida y espontánea belleza que imagino o que invento,
no podría ser sin las Amaryllis. Algo excéntrica, bizarra en su modo, primero hojas, luego nada y, de repente del oscuro mundo de lombrices y gusanos, obra de una secreta alquimia terrestre, la espléndida amaryllis rosada a la luz
del día
No plantaré amaryllis, no me toca a mi ese milagro.
Carlos Thays
Ingeniero Agrónomo (UBA)